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Lo que me enseñó una crema de calabaza

Hace unas semanas quedé para comer con unos amigos que habían tenido un bebé. Cuando llegamos, estaba comiendo su hija mayor, que tiene dos años y medio, así que aproveché para darle de comer a mi hija. 

Desde que empezamos con la alimentación complementaria mi hija ha pasado por varias fases. Ahora mismo le gustan más los potitos que la comida casera. 

Mi amiga me dijo que había preparado crema de calabaza y le pusimos un platito a mi hija. Empezó a comer pero no le convencía mucho y comencé a jugar con ella y a motivarla para que comiera un poco más. 

La verdad que no estaba teniendo ningún éxito, así que le dije a mi amigo que me calentara el potito pero justo entonces me dijo: 

  • «Sigue haciendo lo que estás haciendo que está funcionando al otro lado de la mesa.» 

Miré entonces a su hija que estaba comiéndose la crema de calabaza como una campeona motivada por mis actos. 

Y ahí me di cuenta de dos cosas:

1️⃣No vemos la realidad en toda su plenitud, solo podemos alcanzar a ver una parte y no siempre es lo que parece o percibimos. A veces pensamos que estamos fracasando y la vida nos está abriendo puertas que aún no vemos.

2️⃣Nuestros actos, para bien o para mal, tienen una repercusión en los demás, aunque no siempre seamos conscientes de ello. Por eso es tan importante ser lo más auténticas posible.

Un bonito aprendizaje el que me dejaron las peques y la crema de calabaza.

 ¿Te ha pasado alguna historia similar? 

Te leo en los comentarios ¡Feliz día!

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